▷ Zócalo, testigo mudo: La otra lucha de los docentes y sus familias en CDMX 🥇

▷ Zócalo, testigo mudo: La otra lucha de los docentes y sus familias en CDMX 🥇

El Zócalo capitalino. Plaza de la Constitución. Corazón palpitante de la Ciudad de México. Ahí donde se cruzan los siglos y se amontonan los gritos del pasado, late también el presente con fuerza. Este lugar, escenario majestuoso y simbólico, ha sido testigo de rituales prehispánicos, gritos de independencia, marchas estudiantiles, plantones obreros, batucadas feministas y, por supuesto, protestas docentes. El Zócalo como escenario y espejo de México es más que una postal turística: es una bitácora viva de las batallas sociales del país.


Pero, ¿y si este testigo mudo guardara una historia más profunda, una que rara vez llega a los titulares? ¿Y si el lente se moviera unos grados, de las pancartas a las colchonetas improvisadas, de las consignas a los rostros agotados de mujeres cocinando bajo lonas o niños haciendo la tarea en el suelo polvoriento? 


El Zócalo Escenario y Espejo

En los noticieros suele verse lo de siempre: maestros con megáfonos, consignas encendidas, pancartas multicolores, gritos de “¡Abrogación de la Ley del ISSSTE!”. Pero lo que la imagen mediática de las protestas no muestra es ese otro escenario, íntimo y cotidiano, que se desdobla justo detrás: las tiendas de campaña, la vida improvisada, las ollas comunitarias, los niños que aprenden la lección más difícil de todas —resistir— no en un aula, sino en plena plaza pública.


Detrás de cada consigna hay un maestro. Detrás de cada maestro, una familia. Y detrás de cada familia, una historia invisible de sacrificios, incertidumbre y, a veces, de abandono.

Bajo la Lona, el Otro Aprendizaje

Es un atardecer cualquiera en el Zócalo. A unos metros de la Catedral, bajo una lona amarrada a un poste de luz y sostenida con cables improvisados, un niño de unos diez años repasa en voz baja las tablas de multiplicar. Tiene los cuadernos sobre una hielera vacía que le sirve de pupitre. Su madre, con una olla sobre un anafre, revuelve frijoles que llevan horas cocinándose. El padre, maestro en paro y en protesta, regresa de una reunión con sus compañeros. No hay luz eléctrica, pero hay empeño. No hay aula, pero hay aprendizaje. Un aprendizaje más complejo que sumar fracciones: el de la dignidad, la paciencia y la persistencia.


Voces Silenciosas: El Testimonio de las Familias

Hay palabras que no llegan al micrófono. Voces que no gritan, pero que pesan. Aquí algunas de ellas, recogidas en testimonios anónimos, pero cargadas de verdad:

  • Madre de tres hijos, esposa de un maestro de Oaxaca: “Nos turnamos para dormir. A veces él va a la reunión y yo cuido las cosas. Otras veces salgo y vuelvo con comida. Mis hijos ya conocen este lugar. Lo llaman ‘la escuela de papá’”.
  • Hijo adolescente: “No entiendo todo lo que está pasando, pero sé que mi papá pelea por su escuela. A veces me da coraje, por todo lo que acontece hasta hoy. Pero también me siento orgulloso”.
  • Abuela que cuida a los nietos en Chiapas mientras su hija, maestra, acampa en CDMX: “Ella se fue para cambiar algo. Yo me quedo para que los niños no lo resientan tanto. Pero claro que lo sienten. Preguntan por su madre todas las noches”.


Estas voces silenciosas configuran una narrativa que los medios suelen ignorar. Porque no es sensacionalista. Porque no confronta a nadie más que al olvido.


El Costo Emocional y Material

¿Cuánto cuesta una protesta? En dinero, en salud, en relaciones humanas. ¿Quién paga esa factura? Las familias.

  • Nutrición: Los niños que acompañan a sus padres a las marchas y plantones suelen alimentarse de manera deficiente. No por descuido, sino por limitaciones. Menú del día: arroz, frijoles y, si bien les va, huevo o sardina.
  • Rendimiento escolar: Los estudiantes que permanecen semanas en el Zócalo a menudo pierden clases, pierden continuidad, pierden amistades. En algunos casos, abandonan la escuela.
  • Salud mental: La ansiedad, el miedo constante a un desalojo, la violencia simbólica de sentirse desplazados, son heridas que no se curan con discursos.


Las protestas también enferman. No por dentro, sino por fuera. No al cuerpo, sino al alma.


La Red de Apoyo Invisible

Y, sin embargo, ahí están. Apoyándose. Tejiendo una red de resistencia silenciosa. Una micro-sociedad dentro del Zócalo, en la que cada tienda es una casa, cada fogón una cocina colectiva, y cada abrazo, una declaración de no rendirse.


Las familias de los docentes crean redes informales que funcionan como sistemas de apoyo alternativo: intercambio de alimentos, cuidado compartido de los hijos, rondas de vigilancia, pequeños círculos de aprendizaje y acompañamiento emocional. No lo llaman resiliencia, pero eso es. No lo llaman comunidad, pero eso también es.


Las Ausencias: Un Vacío en el Discurso Público

¿Y por qué nadie habla de esto?

Porque la narrativa pública ha reducido la protesta docente a una molestia vial o comercial. A un problema de tráfico o de economía. A una consigna. Se nos olvida —o no se nos quiere recordar— que detrás de cada manta hay historias de pobreza, desigualdad, precariedad laboral y sueños rotos o aplazados.


La prensa, en su mayoría, ignora la dimensión social y familiar del conflicto, y prefiere el titular fácil: “Maestros colapsan el centro”. Lo que no se menciona es que esos “colapsos” son también colapsos emocionales, financieros y familiares.


Responsabilidad Social y Gubernamental

Aquí vienen las preguntas incómodas:

  • ¿Qué hace el Estado por estas familias?
  • ¿Existe algún programa que atienda a los hijos de los maestros que protestan?
  • ¿Hay atención médica o psicológica gratuita en los campamentos?
  • ¿Quién garantiza la seguridad infantil en el Zócalo?

La respuesta corta: nadie.

La respuesta larga: un sistema que prefiere la criminalización del descontento antes que la atención a sus causas.


Consecuencias a Largo Plazo

Esta otra lucha de los docentes no solo afecta su presente. Tiene un eco largo en el tiempo.

  • ¿Qué pensarán esos niños cuando crezcan y recuerden su niñez cantando consignas?
  • ¿Qué percepción tendrán de la profesión docente? ¿De la justicia? ¿Del Estado?
  • ¿Qué ocurre con el tejido social cuando normalizamos el sacrificio de la familia como parte de la resistencia?


Estamos incubando generaciones que crecerán entre la valentía y la herida. Entre la convicción de sus padres y la negligencia del país.


Más Allá del Zócalo: Hacia una Visión Integral 

No se trata de romantizar la protesta. Ni de convertir el Zócalo en una postal de mártires. Se trata de algo más profundo: de visibilizar las múltiples capas de una lucha compleja y humana.

Necesitamos abrir el diálogo:

  • Que se reconozca el costo familiar de la protesta.
  • Que se habiliten espacios seguros para las familias de los manifestantes.
  • Que se integren programas educativos móviles.
  • Que el derecho a la protesta no implique la renuncia al cuidado.

La lucha social no puede ser a costa del bienestar de los más vulnerables.


El Rol del Ciudadano

¿Y nosotros, qué?

Podemos mirar distinto. No como automovilistas atrapados en el tráfico, sino como ciudadanos interpelados por una realidad más amplia.

Podemos:

  • Escuchar sin prejuicio.
  • Difundir estas historias.
  • Exigir a las autoridades mecanismos de atención digna.
  • Reconocer en las familias de los docentes a los otros héroes del sistema educativo.

Porque también educan. También resisten. También enseñan.


La Lucha Continúa (y sus costos)

El Zócalo seguirá ahí. Firme. Testigo mudo de todas las luchas. Pero ojalá empecemos a leerlo mejor. No solo como plaza de consignas, sino como refugio improvisado de historias que merecen ser contadas.


La protesta es legítima. Necesaria. Pero lo es aún más si logra sumar aliados, despertar empatías, abrir nuevos caminos.


Hoy, la otra lucha de los docentes es también la de sus familias. Una lucha que no grita, pero que resiste con una fuerza silenciosa y radical: la del amor, la del compromiso, la de seguir creyendo en la educación, incluso cuando parece que el país ya no cree en ellos.


Te invito a ver el VIDEO del artículo:

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🎥​ Zócalo, testigo mudo: La otra lucha de los docentes y sus familias en CDMX 


Ahora que conoces más de la otra lucha de los docentes y sus familias en la CDMX; te invito a adaptar estos conceptos a tu práctica docente.


¡Un abrazo! 🚀​

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