La Nueva Escuela Mexicana propone transformar el aprendizaje, pero lo intenta sobre cimientos que llevan décadas fracturados.
Área de oportunidad principal
La falta de condiciones materiales básicas para implementar cualquier modelo educativo, por más innovador, humano o transformador que se proclame.
Una escena que se repite más de lo que queremos aceptar
La maestra llega temprano.
Abre el salón.
El techo tiene una filtración desde hace meses.
No hay agua en los baños.
El ventilador no funciona.
La señal de internet nunca llegó.
A las ocho en punto, comienza la clase.
Ese es el punto de partida real desde donde se pretende implementar la Nueva Escuela Mexicana, con proyectos comunitarios, evaluación formativa, inclusión, interculturalidad crítica y uso de tecnologías.
👉 La pedagogía no flota en el aire. Se sostiene en condiciones materiales concretas.
Infraestructura escolar: el tema que siempre queda al final
Hablar de infraestructura escolar suele parecer un tema “logístico”, secundario, casi administrativo.
Pero en realidad es el cimiento invisible de todo proceso educativo.
Sin infraestructura digna:
- No hay inclusión real
- No hay aprendizaje significativo
- No hay proyectos comunitarios
- No hay tecnología educativa
- No hay bienestar docente
- No hay justicia educativa
La NEM propone una escuela:
- Comunitaria
- Humanista
- Crítica
- Integral
Pero la gran mayoría de las escuelas siguen operando en condiciones mínimas o francamente indignas.
Agua, baños, techos, electricidad… e internet: lo básico que no siempre está
Antes de hablar de innovación pedagógica, habría que responder una pregunta elemental:
👉 ¿Están cubiertas las necesidades básicas para estar, enseñar y aprender?
En miles de escuelas del país, la respuesta sigue siendo no.
Realidades que persisten:
- Falta de agua potable constante
- Baños inutilizables o insuficientes
- Techos dañados, con goteras o riesgo estructural
- Instalaciones eléctricas obsoletas
- Ausencia de internet o conectividad intermitente e insuficiente
- Escuelas sin red, sin señal o con acceso limitado solo a oficinas administrativas
- Mobiliario roto, incompleto o inexistente
- Aulas improvisadas con lámina, madera o divisiones temporales
Es un tema de dignidad, salud, seguridad… y derecho al aprendizaje en el siglo XXI.
Escuelas multigrado: la invisibilidad estructural
Uno de los rostros más crudos de la desigualdad educativa está en las escuelas multigrado, especialmente en zonas rurales e indígenas.
Ahí encontramos:
- Un solo docente atendiendo varios grados
- Edificios pequeños, deteriorados o incompletos
- Escaso o nulo acceso a conectividad
- Materiales insuficientes
- Aislamiento institucional
Y, aun así, se espera que estas escuelas:
- Implementen la NEM
- Desarrollen proyectos comunitarios
- Evalúen de manera formativa
- Integren tecnología
- Atiendan diversidad cultural y lingüística
👉 No es falta de compromiso. Es falta de condiciones.
Entornos inseguros: cuando la escuela también protege
Hay escuelas ubicadas en contextos donde:
- La violencia comunitaria es cotidiana
- El entorno es inseguro
- Las bardas no existen o están colapsadas
- No hay control de accesos
- Falta iluminación
En estos escenarios, la infraestructura cumple otra función esencial:
👉 Ser un espacio de resguardo emocional y físico.
La escuela no solo enseña contenidos; es un refugio de historias.
Brecha urbana vs rural: dos países educativos distintos
Hablar de infraestructura escolar en México implica reconocer una verdad incómoda:
👉 No todas las escuelas parten del mismo piso.
En zonas urbanas:
- Mayor acceso a servicios
- Mejores instalaciones (no siempre óptimas)
- Mayor conectividad
En zonas rurales y marginadas:
- Escuelas incompletas
- Instalaiones prestadas
- Caminos de difícil acceso
- Infraestructura mínima
- Servicios intermitentes o inexistentes
Esta brecha condiciona directamente la posibilidad de aplicar cualquier modelo educativo.
Escuelas antiguas y aulas improvisadas
Múltiples escuelas del país:
- Tienen más de 40 o 50 años
- Nunca recibieron mantenimiento integral
- Fueron ampliadas sin planeación
- Operan con aulas provisionales que se volvieron permanentes
El resultado:
- Espacios reducidos
- Mala ventilación
- Deficiente iluminación
- Riesgos estructurales
- Condiciones poco favorables para el aprendizaje
A esta realidad se suma un factor que pocas veces se nombra con claridad: el riesgo permanente. En gran parte de las escuelas antiguas del país se trabaja todos los días con la incertidumbre de las consecuencias que podría tener un sismo de gran magnitud, una falla estructural o el colapso de instalaciones que nunca fueron reforzadas.
Otras se encuentran ubicadas en zonas de riesgo, cerca de cauces de ríos, gasolineras, laderas inestables o áreas con infraestructura urbana peligrosa. La comunidad escolar aprende, enseña y convive con el miedo silencioso a que cualquier evento natural o falla técnica pueda convertirse en un desastre, sin que existan planes reales de prevención, evacuación o prevención.
Infraestructura y NEM: cuando la teoría choca con la realidad
La Nueva Escuela Mexicana plantea:
- Trabajo por proyectos
- Uso de tecnologías
- Integración comunitaria
- Espacios flexibles
Pero la infraestructura existente muchas veces:
- No permite reorganizar el aula
- No cuenta con conectividad
- No tiene espacios comunes funcionales
- No favorece el trabajo colaborativo
Y esto forma parte del contexto escolar en acción. Con frecuencia se escucha —incluso desde voces importantes— que “no importa el lugar, sino la voluntad de aprender”. Y es cierto: el aprendizaje puede darse debajo de un árbol, puede ser significativo cuando se observa la naturaleza, se dialoga y se despierta la curiosidad.
El problema no es la voluntad de aprender, sino las condiciones para sostener ese aprendizaje. Porque cuando llegan las lluvias, el frío intenso, el calor extremo o los huracanes —realidades frecuentes en la inmensa mayoría de regiones del país— aprender bajo un árbol deja de ser una alternativa y se convierte en un riesgo o una imposibilidad.
La educación no puede depender del clima, de la improvisación ni de la resistencia física de estudiantes y docentes.
👉 La infraestructura define lo posible y lo imposible.
El desgaste emocional del magisterio
Poco se habla del impacto emocional que generan las condiciones materiales precarias en docentes y directivos.
Trabajar todos los días en espacios:
- Inseguros
- Deteriorados
- Sin ventilación e iluminación
- Insuficientes
- Ignorados institucionalmente
Produce:
- Frustración
- Desgaste
- Desmotivación
- Incomodidad
- Sensación de abandono
Y, aun así, el magisterio sostiene la escuela con esfuerzo y riesgo personal.
Programas temporales vs políticas públicas sostenidas
México ha tenido múltiples programas de infraestructura escolar:
- Emergentes
- Focalizados
- Temporales
El problema no es la intención, sino la falta de continuidad y voluntad.
La infraestructura educativa requiere:
- Planeación a largo plazo
- Mantenimiento constante
- Diagnósticos reales
- Inversión sostenida
👉 Una escuela no se arregla una vez; se cuida todos los días.
La verdad incómoda
Aquí debemos decirlo con claridad:
Sin infraestructura digna, cualquier innovación pedagógica se desmorona.
No basta con incentivar, cambiar planes y discursos si:
- El aula se inunda
- El baño no funciona
- No hay luz
- No hay internet
- No hay seguridad
La infraestructura no es opcional. Es el piso mínimo de justicia educativa.
¿Qué necesita México en infraestructura escolar?
- Diagnósticos reales y públicos No maquillados, no optimistas.
- Prioridad a lo básico Agua, baños, seguridad, electricidad, internet.
- Atención urgente a escuelas multigrado y rurales
- Infraestructura diseñada para las nuevas formas de aprender No solo para “meter alumnos”.
- Mantenimiento continuo, no reactivo
- Políticas públicas sostenidas, no sexenales
- Voluntad política auténtica Un compromiso real por mejorar la educación que vaya más allá del discurso.
- Inversión directa y eficiente Recursos que lleguen a las escuelas sin las trabas de comités o administradores que carecen de una intención real de cambio.
Conclusión
La Nueva Escuela Mexicana habla de transformación, justicia social y comunidad.
Pero mientras miles de escuelas sigan operando en condiciones precarias:
- La inclusión será limitada
- La innovación será desigual
- La equidad será un discurso incompleto
La infraestructura escolar no es un tema técnico. Es una decisión política, ética y pedagógica.
🗣️Conversemos:
👉 ¿Las condiciones de tu escuela permiten realmente aplicar lo que la NEM propone?
Nombrar la realidad es el primer paso para transformarla.
Hasta aquí, una mirada directa a la base material de la escuela mexicana.
Porque sin agua, sin espacios dignos, sin acceso a la tecnología y sin seguridad, ningún modelo educativo puede sostenerse, por más humanista o transformador que se nombre.
Pero incluso cuando la infraestructura existe —aunque sea de forma mínima—, aparece otra pregunta que incomoda todavía más:
👉 ¿Para quién está pensada realmente la escuela?
Porque no basta con tener aulas, techos y conectividad si el modelo educativo sigue respondiendo a un solo tipo de alumno, a una sola forma de aprender y a un solo ritmo posible.
La Nueva Escuela Mexicana habla de inclusión, equidad y justicia social.
Sin embargo, hay una exclusión mucho más silenciosa que no siempre se ve en los diagnósticos oficiales ni en los informes de infraestructura:
👉 La exclusión de quienes aprenden de manera distinta.
En la Entrega 9, entraremos en uno de los puntos más sensibles y menos atendidos del sistema educativo:
Las Necesidades Educativas Especiales en la Nueva Escuela Mexicana,
donde la inclusión abunda en el discurso… pero se diluye en la práctica cotidiana del aula.
Porque cuando la escuela no entiende cómo aprende un niño,
no estamos frente a un problema del estudiante,
sino frente a una escuela que deja de ser un espacio posible para él.
Acompáñanos.
¡Un abrazo! 🚀

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