▷ Segunda Sesión Ordinaria CTE octubre 2025: Evaluación Formativa 🥇

Maestra mexicana dialoga con estudiantes sobre un proyecto en el aula (maqueta urbana). El equipo de alumnos observa mientras la profesora señala y escucha atentamente, fomentando la retroalimentación y la evaluación formativa en un ambiente cálido y de acompañamiento.

En esta Sesión Ordinaria del Consejo Técnico Escolar (CTE), las maestras y los maestros se vuelven a reunir para mirar con detenimiento aquello que da sentido a su práctica: el aprendizaje de las y los estudiantes.
Cada tema propuesto en esta jornada representa una oportunidad para pensar, conversar y reconstruir juntos las rutas que siguen las comunidades escolares hacia una mejora auténtica.


Dentro de esta mirada integral, el Tema 5: Evaluación Formativa se convierte en un espacio privilegiado de reflexión. No se trata de hablar de números, calificaciones o reportes, sino de reconocer la evaluación como una herramienta para acompañar, comprender y potenciar los procesos de aprendizaje.


En otras palabras, la evaluación formativa deja de ser un simple requisito administrativo para transformarse en un acto pedagógico consciente, que invita a observar con sensibilidad lo que ocurre en el aula: cómo aprenden las y los estudiantes, qué dificultades enfrentan, qué avances logran y, sobre todo, cómo se puede intervenir oportunamente para ayudarlos a mejorar.


Hablar de evaluación formativa en este CTE significa revisar nuestra práctica desde la mirada del acompañamiento. Es reconocer que evaluar no es medir, sino entender y apoyar. Es un ejercicio de escucha, de diálogo y de confianza que devuelve sentido al trabajo cotidiano del aula.


La Nueva Escuela Mexicana ha insistido en ello: la evaluación no se centra en el resultado, sino en el proceso. Y en esta sesión, el desafío para los colectivos docentes será justamente repensar cómo hacer de la evaluación una aliada del aprendizaje, no una amenaza o una carga.


🌱 ¿Qué es la Evaluación Formativa y cuál es su papel en la Nueva Escuela Mexicana?

Hablar de evaluación formativa es volver al origen mismo del acto educativo. Evaluar, en su sentido más profundo, significa valorar para comprender, no medir para sancionar.

La evaluación formativa se construye en el día a día del aula, en cada diálogo con las y los estudiantes, en cada observación que nos permite ajustar la enseñanza para que todos avancen.

A diferencia de la evaluación sumativa —que busca comprobar resultados finales—, la evaluación formativa se centra en el proceso, en los pasos intermedios que el estudiante da mientras aprende. Es un enfoque que acompaña, retroalimenta y transforma la práctica docente.

En la Nueva Escuela Mexicana, este tipo de evaluación se convierte en un pilar indispensable, porque sostiene una visión inclusiva, humanista y comunitaria del aprendizaje.

Ya no se trata de etiquetar a los alumnos con números o niveles, sino de reconocer sus avances y potencialidades, partiendo de sus contextos, emociones y formas diversas de aprender.

💬 Evaluar para acompañar, no para calificar

Cuando una maestra pregunta con verdadero interés:

“¿Qué te ayudó a entender mejor este tema?”
“¿En qué parte sientes que todavía necesitas apoyo?”

… está realizando evaluación formativa.
Está escuchando para mejorar su enseñanza, no solo para llenar un registro.

La evaluación formativa invita a la reflexión compartida. Implica que el estudiante también participe en el proceso: que aprenda a mirarse, a valorar su propio progreso y a tomar decisiones sobre cómo mejorar.

Así, la evaluación se vuelve una herramienta de autonomía y corresponsabilidad, no un acto impuesto desde afuera.

🌍 Una mirada coherente con los principios de la NEM

La Nueva Escuela Mexicana propone una educación que pone en el centro a la persona y su comunidad. Desde esa lógica, la evaluación formativa cumple una función transformadora:

  • Fortalece el sentido de pertenencia y confianza entre docente y estudiante.
  • Promueve la autoevaluación y la coevaluación como prácticas de diálogo.
  • Reconoce la diversidad de ritmos, estilos y contextos en los procesos de aprendizaje.
  • Conecta la evaluación con la mejora continua, no con la exclusión o la comparación.
La evaluación formativa es la expresión pedagógica de la empatía. Nos obliga a mirar con otros ojos, a reconocer que detrás de cada avance hay un esfuerzo que merece ser comprendido y alentado.


⚖️ Evaluación Formativa, Sumativa y Diagnóstica: tres momentos, un mismo propósito

Para comprender la evaluación formativa, conviene situarla dentro de un panorama más amplio. En la práctica escolar convivimos con tres grandes tipos de evaluación: diagnóstica, formativa y sumativa. Cada una cumple un propósito distinto, pero todas tienen algo en común: ayudar a mejorar el aprendizaje.

🧩 Evaluación diagnóstica: el punto de partida

La evaluación diagnóstica ocurre al inicio de un ciclo, de un bloque, de un proyecto o de una nueva situación de aprendizaje.
Su finalidad no es calificar, sino conocer el punto de partida de los estudiantes: qué saben, qué habilidades poseen, cuáles son sus intereses y en qué aspectos necesitan apoyo.

Por ejemplo, al comenzar una secuencia didáctica, un docente puede plantear actividades exploratorias que le permitan ver cómo los alumnos entienden la parte y el todo, sin emitir juicios, solo observando para planear mejor.

En ese sentido, la evaluación diagnóstica sirve para orientar la enseñanza, no para medir logros. Es el primer paso del ciclo evaluativo.

🌿 Evaluación formativa: el acompañamiento continuo

La evaluación formativa se desarrolla durante el proceso de aprendizaje.
Su esencia es la retroalimentación constante, que permite ajustar estrategias, clarificar metas y brindar apoyo en el momento justo.

No se limita a revisar tareas o aplicar instrumentos, sino que se basa en la observación pedagógica, el diálogo y la reflexión.
Es una evaluación viva, que cambia junto con los estudiantes.

Por ejemplo, una maestra puede notar que un grupo aún tiene dificultades para argumentar conceptos dentro de un proyecto; en lugar de continuar al siguiente, decide reforzar el trabajo con ejemplos prácticos, preguntas guía y conversación en grupo.

Eso es evaluar para aprender.

🌾 Evaluación sumativa: la síntesis y cierre

Por último, la evaluación sumativa permite valorar los resultados obtenidos al finalizar un proceso.

No necesariamente es negativa; de hecho, cuando se usa de manera justa y coherente, puede mostrar con claridad lo que los estudiantes lograron después de un esfuerzo sostenido.

Sin embargo, la NEM propone que la evaluación sumativa no sea la única base de decisión, sino parte de un proceso más amplio que considera también la información formativa y diagnóstica.

El peligro surge cuando la escuela se centra únicamente en los resultados, olvidando los procesos que los hicieron posibles.

🔄 Un proceso cíclico, no fragmentado

En realidad, estas tres evaluaciones no deben verse como compartimentos aislados. Forman parte de un ciclo continuo:

  • Diagnóstica: me permite saber de dónde parto.
  • Formativa: me ayuda a mejorar mientras aprendo.
  • Sumativa: me permite reconocer lo logrado.

Cuando este ciclo se vive de forma consciente y reflexiva, la evaluación se convierte en una práctica de mejora continua tanto para estudiantes como para docentes.


🎯 Propósitos, características y momentos clave de la Evaluación Formativa

El propósito: mejorar el aprendizaje mientras ocurre

El propósito central de la evaluación formativa es mejorar el aprendizaje mientras está sucediendo, no después de que ya terminó.
Es una herramienta que permite al docente reconocer los avances, detectar dificultades y ajustar su enseñanza a tiempo, evitando que los rezagos crezcan o que los logros pasen desapercibidos.

A diferencia de otros tipos de evaluación, su meta no es obtener un promedio o un número, sino comprender el proceso individual y colectivo del grupo.

Por eso, la evaluación formativa se convierte en una estrategia pedagógica de acompañamiento, más que en un procedimiento técnico.

Su finalidad se resume en tres verbos potentes:

  • Observar: con mirada empática, sin prejuicio.
  • Comprender: lo que el estudiante hace, dice o siente al aprender.
  • Retroalimentar: con comentarios que orienten y motiven a seguir mejorando.

🧭 Las características esenciales

La evaluación formativa tiene rasgos muy claros que la distinguen. Cada uno refleja un cambio de paradigma respecto a la evaluación tradicional.

  1. Continua: no se limita a ciertos momentos del ciclo escolar, sino que ocurre todos los días, en cada interacción.
  2. Participativa: involucra tanto al docente como a las y los estudiantes; incluso a las familias, cuando es necesario.
  3. Reflexiva: busca que cada estudiante comprenda por qué y para qué aprende.
  4. Contextualizada: considera las condiciones, los intereses y las formas de aprendizaje de cada persona.
  5. Orientada al proceso: prioriza cómo se aprende, más que cuánto se logra.
  6. Retroalimentadora: ofrece información útil para seguir avanzando.

Estas características nos invitan a transformar la forma en que miramos el aula: evaluar ya no es calificar, sino dialogar.

⏰ Momentos clave de la evaluación formativa

Aunque la evaluación formativa ocurre de manera continua, podemos reconocer algunos momentos estratégicos en los que su presencia se vuelve decisiva:

1. Durante la planeación

Antes de enseñar, el docente anticipa los criterios de logro y las evidencias que permitirán observar el aprendizaje.
En este punto, la evaluación formativa orienta la planeación: ayuda a decidir qué estrategias conviene usar y qué apoyos requerirá cada estudiante.

2. Durante el desarrollo de las actividades

Este es el corazón de la evaluación formativa.
Aquí el docente observa, escucha y analiza cómo los estudiantes abordan las tareas, cómo se comunican, qué dudas surgen, qué ideas van construyendo.
La observación cotidiana, las conversaciones breves y la revisión de producciones son fuentes valiosas de información.

Por ejemplo:

“Hoy noté que varios estudiantes explicaron el problema con ejemplos reales; eso me indica que la comprensión está creciendo.”

Esa reflexión interna del docente es parte del proceso evaluativo.

3. Al cierre de la actividad o secuencia

En este momento se genera la retroalimentación directa, es decir, los comentarios que guían el siguiente paso.

No se trata de decir “está bien o está mal”, sino de ofrecer pistas concretas:

“Vas bien en la descripción, pero podrías fortalecer tus ideas con ejemplos.”
“Tu solución es creativa, ¿cómo podrías explicarla para que otros la entiendan?”

La retroalimentación efectiva abre camino, no cierra puertas.

En resumen, los propósitos, características y momentos clave de la evaluación formativa nos recuerdan que aprender y evaluar son dos caras del mismo proceso.

Mientras más cercana sea la relación entre ambos, más sentido tendrá la enseñanza para los estudiantes.


Estrategias prácticas para aplicar la Evaluación Formativa en el aula

La evaluación formativa no es una teoría confusa: es una práctica cotidiana que se construye con decisiones concretas.
Cada pregunta, cada conversación, cada registro o ajuste en la enseñanza puede convertirse en una oportunidad para acompañar mejor a los estudiantes.

A continuación, te compartimos algunas estrategias que pueden fortalecer la cultura de la evaluación formativa en el aula, desde una perspectiva inclusiva y centrada en el aprendizaje.

✏️ 1. La observación pedagógica intencionada

Observar no es simplemente mirar; es mirar con propósito.
Cuando una maestra o maestro observa cómo trabaja un estudiante, cómo se relaciona con otros o cómo resuelve una tarea, está recogiendo información valiosa sobre su aprendizaje.

📍 Sugerencia práctica:

Lleva un pequeño cuaderno o formato de observaciones donde anotes avances, actitudes, expresiones o estrategias que usan tus estudiantes.
Estas notas, más que datos fríos, se convertirán en insumos para comprender los procesos individuales y grupales.

🗣️ 2. Diálogo y retroalimentación constructiva

La retroalimentación es el corazón de la evaluación formativa.
No basta con decir qué salió bien o mal; se trata de conversar sobre el proceso y ofrecer pistas para mejorar.

Una retroalimentación efectiva debe ser:

  • Oportuna: lo más cercana posible al momento del aprendizaje.
  • Específica: centrada en la tarea, no en la persona.
  • Motivadora: reconocer el esfuerzo y las fortalezas.
  • Orientadora: sugerir pasos concretos para avanzar.

📍 Ejemplo:

“Veo que tu argumento es interesante, pero te falta una evidencia que lo respalde. ¿Qué ejemplo podrías agregar?”
“Tu dibujo representa bien la idea, ¿cómo podrías explicar con palabras lo que quisiste mostrar?”

Con frases así, el docente acompaña sin juzgar, ayudando al estudiante a pensar sobre su propio aprendizaje.

🧠 3. Autoevaluación y coevaluación

La evaluación formativa también implica dar voz al estudiante.
Cuando él o ella se autoevalúa, comienza a desarrollar metacognición: la capacidad de pensar sobre lo que aprende y cómo lo aprende.
Y cuando evalúa junto con sus compañeros (coevaluación), aprende a mirar el proceso con empatía y responsabilidad.

📍 Ejemplo:

Después de una actividad de grupo, los estudiantes pueden responder preguntas como:

  • ¿Qué aprendimos en equipo?
  • ¿Qué hicimos bien?
  • ¿Qué podríamos mejorar la próxima vez?

Estas preguntas, simples pero profundas, fomentan la reflexión y el sentido de pertenencia.

🧩 4. Uso de rúbricas y criterios compartidos

Las rúbricas no son solo instrumentos técnicos; pueden convertirse en herramientas de diálogo pedagógico si se elaboran con los estudiantes.
Compartir los criterios de evaluación desde el inicio les permite saber qué se espera de ellos y cómo pueden mejorar.

📍 Sugerencia práctica:

Construye rúbricas sencillas con tus alumnos, usando lenguaje claro y ejemplos visuales.
Por ejemplo, en lugar de “nivel excelente”, puedes escribir:

“Explica sus ideas con claridad, ejemplos y conexión con la vida cotidiana.”

Esto ayuda a hacer visible el aprendizaje y a que cada estudiante se sienta capaz de lograrlo.

🗃️​ 5. Portafolio de evidencias

El portafolio es una estrategia ideal para la evaluación formativa, porque permite ver el proceso a lo largo del tiempo.
No es solo una carpeta de trabajos, sino un registro reflexivo donde se documentan avances, dificultades y aprendizajes significativos.

📍 Ejemplo:

Cada estudiante puede incluir:

  • Una selección de sus mejores trabajos.
  • Comentarios propios sobre lo que aprendió.
  • Retroalimentación del docente o compañeros.

Este tipo de evidencias invitan al diálogo, no al juicio, y permiten valorar el progreso real de cada persona.

🌈 6. Evaluación formativa e inclusión educativa

La evaluación formativa también es una herramienta de equidad.
Cuando se aplica desde la comprensión y la flexibilidad, atiende la diversidad del aula sin etiquetar ni excluir.

Esto implica reconocer que no todos los estudiantes aprenden del mismo modo, y que las formas de evidenciar el aprendizaje pueden ser múltiples: oral, escrita, artística, digital, corporal, etc.

📍 Reflexión práctica:

Evaluar formativamente significa abrir caminos, no cerrarlos.
Si un estudiante no puede expresar lo aprendido por escrito, tal vez pueda mostrarlo con una maqueta, una dramatización o una grabación.

Así, la evaluación se convierte en una puerta abierta a la participación y la confianza.

Estas estrategias ayudan a que la evaluación formativa deje de ser un concepto y se vuelva una cultura de aula.

Una cultura donde el error no se castiga, sino que se comprende; donde el avance no se compara, sino que se celebra; y donde evaluar es sinónimo de acompañar.


🔍 La reflexión docente: transformar la práctica a través de la evaluación formativa

Docentes en reunión del Consejo Técnico Escolar reflexionan sobre la evaluación formativa.

En cada Consejo Técnico Escolar, las y los docentes se dan un espacio para mirar con distancia lo que ocurre en las aulas.
Reflexionar sobre lo que enseñan, cómo lo hacen y, sobre todo, cómo aprenden las y los estudiantes.

La evaluación formativa aparece aquí como una guía pedagógica: nos permite reorientar el rumbo cuando el aprendizaje parece dispersarse o perder sentido.

💭 Evaluar también es aprender

La evaluación formativa nos recuerda que el docente también aprende mientras enseña.

Cada vez que retroalimentamos, observamos o escuchamos a nuestros alumnos, estamos reconstruyendo nuestra propia práctica.
La información que obtenemos de ellos —sus producciones, sus preguntas, sus silencios— es, en realidad, un espejo que nos invita a mejorar.

“Si los estudiantes no aprendieron como esperábamos, no es un fracaso: es una oportunidad para ajustar la estrategia, para escuchar con más atención, para reinventar la enseñanza.”

En esa lógica, evaluar deja de ser una obligación externa y se convierte en una herramienta de mejora continua, tanto para el docente como para el grupo.

🤝 El trabajo colectivo: la evaluación como diálogo entre docentes

El CTE es, ante todo, una comunidad de aprendizaje profesional.
Por eso, la evaluación formativa no debe quedarse en el aula individual, sino compartirse y analizarse colectivamente.

Durante la sesión, los equipos docentes pueden dialogar sobre:

  • ¿Qué estrategias de retroalimentación han resultado más efectivas?
  • ¿Cómo detectamos los avances que no siempre se reflejan en los números?
  • ¿Qué tipo de evidencias nos ayudan a comprender mejor el aprendizaje?
  • ¿Cómo podemos acompañar a quienes enfrentan mayores retos?
Estas conversaciones fortalecen la mirada pedagógica del colectivo.
No se trata de comparar grupos, sino de construir aprendizajes comunes sobre la enseñanza.
Cuando el colectivo docente conversa sobre la evaluación, está también evaluando su propio trabajo.
No para juzgarlo, sino para transformarlo juntos.

🌻 La evaluación formativa como cultura escolar

Más que una técnica, la evaluación formativa es una cultura que se construye en comunidad.

Es un modo de pensar y actuar donde cada integrante de la escuela —docente, estudiante, familia, directivo— entiende que aprender es un proceso compartido.

Esta cultura se refleja en gestos sencillos:

  • En un docente que da tiempo para que sus alumnos se expliquen entre sí.
  • En una directora que promueve el intercambio de experiencias entre grados.
  • En un grupo que celebra los avances, aunque sean pequeños.

Es en esos momentos donde la evaluación formativa cobra vida real, dejando de ser un discurso para convertirse en una práctica cotidiana y coherente con los valores de la Nueva Escuela Mexicana.

🌅 Hacia una evaluación con sentido

Adoptar una mirada formativa requiere tiempo, diálogo y convicción.
Pero una vez que la escuela logra hacerlo, el aprendizaje se vuelve más auténtico, más humano y más duradero.

La evaluación formativa nos invita a ver el progreso, no la perfección.
A entender que cada estudiante tiene su propio ritmo, y que nuestro papel como docentes es acompañar ese camino con respeto y esperanza.

Así, la evaluación deja de ser un momento de tensión para convertirse en un acto de confianza pedagógica, donde el docente confía en el potencial del estudiante y el estudiante confía en que su docente está ahí para ayudarle a crecer.


🧭 Conclusión: 

Evaluar para crecer, aprender para transformar

Hablar de evaluación formativa es hablar de transformación: de una escuela que se atreve a mirar su práctica con honestidad, que reconoce sus logros y desafíos, y que decide aprender junto con sus estudiantes.

Porque, en el fondo, evaluar formativamente es un acto de confianza: confianza en que todos pueden mejorar, en que el error es parte del proceso y en que la enseñanza se renueva cada día en el aula.

La evaluación formativa no busca etiquetar, sino liberar el aprendizaje de la rigidez del resultado numérico.

Nos invita a mirar lo que los alumnos saben hacer, cómo lo construyen, y de qué manera pueden avanzar si les damos la retroalimentación adecuada.

En este sentido, cada sesión del Consejo Técnico Escolar representa una oportunidad valiosa para repensar nuestras formas de acompañar, para revisar si nuestras estrategias realmente ayudan a que el aprendizaje florezca en cada estudiante.

La evaluación formativa nos recuerda que no enseñamos para medir, sino para inspirar el deseo de aprender.

Y que cada logro, por pequeño que sea, tiene un enorme significado cuando se construye desde la empatía, la reflexión y la mejora continua.

“Evaluar formativamente es creer que cada estudiante puede llegar más lejos… y que nosotros, como docentes, también.”


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❓Preguntas frecuentes sobre la Evaluación Formativa (Tema 5 CTE 2025)

🔹 ¿Qué es la evaluación formativa según la Nueva Escuela Mexicana?

La evaluación formativa en la Nueva Escuela Mexicana es un proceso continuo que busca acompañar el aprendizaje de los estudiantes, no solo medirlo. Se centra en la retroalimentación, el diálogo y la reflexión para que cada alumno comprenda cómo aprende, qué necesita mejorar y cómo avanzar.
Más que calificar, orienta la enseñanza y promueve la mejora tanto del estudiante como del docente.

🔹 ¿Cuál es el propósito de la evaluación formativa?

El propósito principal de la evaluación formativa es favorecer el aprendizaje y el desarrollo integral del estudiante, ayudándolo a identificar sus avances, dificultades y estrategias para mejorar.
También permite al docente ajustar su práctica pedagógica con base en las evidencias que surgen del proceso, fortaleciendo así una enseñanza más pertinente, inclusiva y significativa.

🔹 ¿Qué características tiene la evaluación formativa?

Las principales características de la evaluación formativa son:

  • Es continua y dinámica, ocurre durante todo el aprendizaje.
  • Es participativa, involucra al estudiante en la reflexión sobre su propio avance.
  • Es flexible y contextualizada, considera el entorno y ritmo de cada alumno.
  • Es retroalimentadora, pues brinda información útil para mejorar.
  • Y es humanista, ya que reconoce el valor del esfuerzo y del proceso más que del resultado.

🔹 ¿Cuáles son los momentos de la evaluación formativa?

La evaluación formativa se realiza durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero puede observarse en tres momentos principales:

  1. Inicio del aprendizaje (para explorar saberes previos).
  2. Durante el proceso (para retroalimentar y ajustar estrategias).
  3. Antes del cierre o síntesis (para valorar los logros y planear nuevos retos).

Estos momentos permiten que el docente intervenga oportunamente y acompañe de manera efectiva a cada estudiante.

🔹 ¿Qué estrategias puede usar el docente para aplicar la evaluación formativa?

Algunas estrategias efectivas son:

  • Rúbricas y listas de cotejo diseñadas junto con los alumnos.
  • Portafolios de evidencias que muestren el progreso.
  • Autoevaluación y coevaluación reflexiva.
  • Observación sistemática durante el trabajo en clase.
  • Diálogo y retroalimentación personalizada.

Estas herramientas promueven la participación activa del estudiante y fortalecen su autonomía en el aprendizaje.

🔹 ¿Qué beneficios tiene la evaluación formativa en la escuela?

Implementar la evaluación formativa permite:

  • Mejorar los procesos de enseñanza.
  • Fomentar la motivación y la autorregulación del aprendizaje.
  • Disminuir el rezago y las brechas de desempeño.
  • Construir una cultura de evaluación más justa, humana y colaborativa.

En definitiva, la evaluación formativa transforma la relación entre enseñar y aprender, haciendo que ambos procesos sean más conscientes y significativos.


💬 ¿Y tú, cómo aplicas la evaluación formativa en tu escuela?

🌑​ ¿Qué aprendizajes te ha dejado este enfoque en tu práctica?

🗣️ Cuéntanos en los comentarios cómo la llevas a cabo en tu aula o en tu Consejo Técnico Escolar. Aprendamos juntos desde la experiencia. 

Ahora que conoces más sobre el tema 5 cte octubre 2025 evaluación formativa; te invito a adaptar estos conceptos a tu práctica docente.


¡Un abrazo! ​🚀​

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